Visita al castillo de Neuschwanstein
También conocido como el castillo del Rey Loco, el castillo de Neuschwanstein se sitúa al sur de Baviera, casi en la frontera con Austria. Aunque puede ser que ninguno de los dos nombres te diga mucho, es casi seguro que en alguna ocasión habrás visto fotografías del castillo.
El castillo, o más bien palacio, se ubica en los alrededores de Schwangau, un pequeño pueblecito rodeado de montañas y lagos realmente bonitos. Ya de por sí se trata de un marco espléndido, y del cual eligieron la mejor ubicación para el castillo: a la falda de una montaña de 1700 m, al final de un desfiladero rocoso y muy cercano a un lago. Es aquí donde se levanta el castillo en cuestión.
El exterior del castillo es sin duda impresionante. Una verdadera obra maestra, más propia de los cuentos de hadas y princesas que del mundo real. No en balde fue el castillo que inspiró a Walt Disney como modelo para el castillo de la Bella Durmiente en Disneyland. Y quizás sea éste el motivo por el cual el castillo es hoy día tan famoso. Se trata del edificio más fotografiado de Alemania, y se quedó a las puertas de ser nominado una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno. Quedó octavo.
Este palacio se caracteriza sobre todo por sus altas torres y muros, armonizando perfectamente con el exterior. Considerarlo castillo es un tanto arriesgado, ya que aunque está construido a inspiración de la edad media, en realidad se construyó en el siglo XIX, fruto de una fantasía delirante del entonces rey de Baviera, Luis II. Este rey tenía en su cabeza un concepto exageradamente idealizado de la Edad Media, más cercano a los cuentos de la Cenicienta y la Bella Durmiente que a Juego de Tronos. Es por ello, que habiendo pasado parte de su infancia en la zona, decidió reconstruir las ruinas de una antigua fortaleza en la zona en forma de este palacio de estética «medieval». Este capricho se convirtió en su obsesión, gastando de su propio bolsillo (y endeudando) ingentes cantidades de dinero, de ahí que se le conozca como el Rey Loco.
Hoy día, el castillo es visitable, y de hecho cada día recibe hasta 6000 visitantes. Para acceder hay que subir una caminata de unos 30 minutos, tomar un coche de caballos, o tomar un autobús que sube cada 15 minutos. Y ésta es su gran pega: la masificación. Con un millón y medio de visitantes cada año y en aumento, es una auténtica pesadilla acercarse al castillo. Oleadas de turistas haciéndose selfies, algunas de ellas incluso disfrazadas de princesa convierten este palacio en una suerte de Disneylandia.
La visita al interior del castillo no merece la pena. Repito: no merece la pena. Cuesta 13€ y transcurre en 30 minutos en los cuales una audioguía te cuenta la historia de las 4 salas visitables: el trono, el salón de bailes, el dormitorio y un pasillo. Como extra puedes visitar 2 tiendas de souvernirs. En resumen: un timo.
Lo positivo: Las vistas exteriores del castillo, especialmente desde el puente de Marienbrucke.
Lo negativo: 1) La masificación. 2) Es un timo entrar a visitar su interior. 3) Los coches a caballo que suben cargados de turistas. Se nos parte el corazón ver cómo dos caballitos suben una cuesta de unos 2 kms cargados con hasta 20 turistas.
Puedes encontrar la historia completa del castillo en la página de la Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Neuschwanstein