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Ruta al Wendelstein
A unos 70 kms al sur de Múnich, y prácticamente a lado del lago Schliersee, se encuentra el Wendelstein. Traducido al español vendría a significar algo como «Piedra espiral» (Wendel = Espiral, Stein = Piedra). Bajo este nombre se encuentra una montaña de algo más de 1800m, y que es el punto más alto de las montañas de los alrededores. Para ser precisos, esta montaña no es parte de los Alpes, sino que forma parte de una serie de cordilleras que son consideradas como la antesala de los Alpes. Esto es lo que se conoce como los Pre-Alpes bávaros.
En la cima de la montaña podemos encontrar de todo: un biergarten, un restaurante, el centro de interpretación, una estación meteorológica, un observatorio y hasta una pequeña iglesia. ¿Qué más se puede pedir? Particularmente llamativa es la iglesia, ya que se trata de la iglesia a mayor altura de Alemania. Se trata por tanto de un lugar bastante visitado por gente que viene a pasar el día.
Para llegar a la cima tenemos varias formas:
- En Teleférico, desde Bayrischzel-Osterhofen
- En Tren de cremallera, desde Brannenburg
- A pie
Nosotros, como siempre, elegimos la ruta a pie.
La ruta del Wendelstein
Para subir a la cima hay varias rutas. En nuestro caso elegimos la que probablemente sea la ruta más corta, y que sale de un pequeño parking a las afueras de Bayrischzel. Desde este punto tenemos unos 6 kms hasta la cima, con un desnivel de unos 800m de desnivel acumulado. La ruta en sí es bastante sencilla y bien señalizada. Su única dificultad, si bien accesible, es que se trata de una cuesta arriba. ¡Es lo que tiene subir una montaña! El tiempo de subida es de unas 2h30.
Para el camino de vuelta, suponiendo que tengas que volver al parking a recoger el coche, creo que lo mejor es volver nuevamente a pie siguiendo el mismo camino que usamos para subir. Alternativamente se podría volver en teleférico, pero lo cierto es que la estación del teleférico queda a varios kilómetros por carretera del parking donde aparcamos el coche. Por tanto, tocaría llamar un taxi, o pedir algun favor para que alguien te acerque.
En nuestro caso, el grupo que ibamos se dividió en la cima: unos volvieron en teleférico mientras que los otros volvimos a pie hasta el coche. Una vez en el parking, son apenas 10 minutos hasta llegar a la estación del teleférico y recoger a los que bajaron en teleférico.
La ruta no es complicada, salvo por el hecho que se trata de una cuesta arriba casi constante. Tampoco tiene mucha sombra, así que es recomendable llevar gorra o sombrero, y si el día es muy soleado, protector solar.
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Baby Watcher
Siempre es una aventura cursar un primer embarazo; si a eso le agregamos cursarlo en un país donde te es muy difícil comunicarte, y le sumamos una pandemia, se transforma en una aventura bastante adrenalinogénica, si es que existe esa palabra. Felizmente sólo podemos contar anécdotas buenas; si hubiera habido algún episodio complicado, se nos hubiera hecho todo bastante cuesta arriba (hablando de lo importante: la salud; porque anécdotas complicadas relacionadas con la burocracia germano-española-uruguaya, ¡tenemos de sobra!).
Pero bueno, lo que me trae hoy por aquí, después de tantos meses, es compartir algo de información que tal vez le sirva a alguien.
Comienzo por el principio: como dije, primer embarazo y plena pandemia. Así que las ecografías las veíamos mi doctora y yo. El padre del bebé (estrictamente hablando deberíamos decir «feto», porque aún no había nacido… pero vamos a ser delicados y decir «bebé») no podía siquiera poner un pie en la clínica ni en las ecografías “regulares” ni en las “extras” (y por lo tanto pagadas por nosotros). Las capturas de pantalla que me daba mi doctora eran inentendibles: ¿eso es el corazón? ¿el pie? ¿o tal vez el hígado??
Así que ni esas fotos ni mi descripción del bebé podían darle una idea al padre de cómo se veía su hijo. Además, la emoción de verlo a través de la ecografía, moviéndose y con su corazoncito latiendo, es indescriptible. Por eso empecé a buscar centros ecográficos donde no dejaran al padre del bebé afuera… pero todos costaban bastante caros (más de 100€) y en general especificaban que sólo podía entrar la gestante.
Pero encontré algo interesante: ¡un ecógrafo en casa!