• Embarazo,  Niños

    Consejos para padres primerizos

    El artículo de hoy va a ser largo, pero si vais a ser padres por primera vez, o lo habéis sido recientemente, es posible que encontréis nuestra experiencia útil. Advierto que con esto no pretendo dar lecciones o decir lo que tienes que hacer y lo que no, simplemente compartir nuestra experiencia o dar alguna idea. Lo que leas no te lo tienes que tomar la pie de la letra, ya que al fin y al cabo, lo que nosotros hicimos, compramos o decidimos fue lo que nos pareció más conveniente de acuerdo a nuestros recursos y limitaciones, así como el conjunto completo de nuestra situación. Esto no tiene por qué ser extrapolable a vuestra situación: es posible que vuestra casa sea más grande, o que contéis con la ayuda de familiares o amigos cercanos. Estos pequeños detalles marcan una importante diferencia.

    Nuestro pequeño Javier ha cumplido recientemente 2 añitos. Estos dos años se nos han hecho duros. Muy duros. En mi caso particular, yo estaba preparado para un par de meses de gran estrés, pero no para este estrés tan continuado en el tiempo. La sensación de vivir en una urgencia constante, y ver que ya no eres dueño de tu tiempo es desconcertante. El gran punto de inflexión llega a los tres o cuatro meses y ves que la situación no afloja. Por supuesto no todo es malo, y no me arrepiento en absoluto. Pero sí creo que poca gente te explica las cosas bien y te cuenta la realidad tal y cómo es. Si bien todo esto da para escribir un libro, aqui lo concentraremos todo en un artículo algo más largo de lo normal donde te explicaremos lo que nos funcionó, lo que no, y lo que cambiaríamos si pasaramos por esto una vez más. Si algo no se entiende o necesita más desarrollo, no dudéis en contactarnos.

  • Embarazo,  Recomendaciones

    Baby Watcher

    Siempre es una aventura cursar un primer embarazo; si a eso le agregamos cursarlo en un país donde te es muy difícil comunicarte, y le sumamos una pandemia, se transforma en una aventura bastante adrenalinogénica, si es que existe esa palabra. Felizmente sólo podemos contar anécdotas buenas; si hubiera habido algún episodio complicado, se nos hubiera hecho todo bastante cuesta arriba (hablando de lo importante: la salud; porque anécdotas complicadas relacionadas con la burocracia germano-española-uruguaya, ¡tenemos de sobra!).

    Pero bueno, lo que me trae hoy por aquí, después de tantos meses, es compartir algo de información que tal vez le sirva a alguien.

    Comienzo por el principio: como dije, primer embarazo y plena pandemia. Así que las ecografías las veíamos mi doctora y yo. El padre del bebé (estrictamente hablando deberíamos decir «feto», porque aún no había nacido… pero vamos a ser delicados y decir «bebé») no podía siquiera poner un pie en la clínica ni en las ecografías “regulares” ni en las “extras” (y por lo tanto pagadas por nosotros). Las capturas de pantalla que me daba mi doctora eran inentendibles: ¿eso es el corazón? ¿el pie? ¿o tal vez el hígado??

    Así que ni esas fotos ni mi descripción del bebé podían darle una idea al padre de cómo se veía su hijo. Además, la emoción de verlo a través de la ecografía, moviéndose y con su corazoncito latiendo, es indescriptible. Por eso empecé a buscar centros ecográficos donde no dejaran al padre del bebé afuera… pero todos costaban bastante caros (más de 100€) y en general especificaban que sólo podía entrar la gestante.

    Pero encontré algo interesante: ¡un ecógrafo en casa!