Cultura,  Ensayos

¿Cuántos mundos necesitás?

Probablemente muchos piensen que el tema de reciclar, utilizar menos plástico y pagar por las bolsas en el supermercado sea una molestia, una pérdida de practicidad.

Si creemos que los gobiernos buscan perjudicarnos monetariamente al hacernos pagar por las bolsas de nylon (plástico), es que no hemos entendido mucho… no hemos entendido nada; el objetivo no es recaudar más, sino desalentar su uso. ¿Por qué? Porque fabricarlas es costoso para el medio ambiente: un gran porcentaje se fabrica a partir de derivados del petróleo, por lo que no son biodegradables.

¿Por qué no podemos entender que la cultura del “usar y tirar” nos perjudica? Si alguien piensa lo contrario, me encantaría escuchar sus razones. Pero hasta ahora lo que sé es que a nivel mundial la temperatura media está aumentando, la diversidad de especies animales y vegetales está disminuyendo, por nombrar sólo un par de ejemplos de que tan mal estamos tratando al medio ambiente.

Calentamiento global

Al medio ambiente y a las diferentes maneras de cuidarlo no se les da la misma importancia en todos los países. Se me ocurren un par de razones: priorización de otros problemas y menos recursos económicos. Pero si hay algo que debemos agradecerle a la globalización es la facilidad para acceder a noticias, costumbres, consejos, maneras de actuar, etc. de personas que están cercanas o distantes. [Claro, debemos confirmar lo que leemos antes de creernos todo.] Probablemente nos parezca muy lejano física y emocionalmente que en la Isla de Borneo la cantidad de orangutanes esté descendiendo porque los bosques están siendo sustituídos por plantaciones de palma. Pero en serio, que todo nos influye porque vivimos en el mismo planeta.

Lo que quiero decir es que cada uno es responsable de lo que hace y de lo que no hace. No se puede caer en la excusa de hacer casi nada porque el gobierno de turno no lleva a cabo medidas en pro del reciclado, por ejemplo. Deberíamos ser nosotros quienes incluyéramos esas prácticas en nuestro día a día, y así transformarlas en un estilo de vida que fácilmente aprenderán los más chicos y mantendrán siempre.

Por poner un ejemplo: tanto en Alemania como en Uruguay (por nombrar sólo países que conozco) uno puede llevar -casi todos- los envases de plástico y vidrio al supermercado, y obtener algo de dinero por cada uno. En España esto no es así, y se termina tirando un montón de plástico y vidrio en lugares que no forman parte de la cadena del reciclado. Pero más allá de que nos devuelvan dinero o no, al comprar un producto deberíamos considerar en qué material está envasado. Siempre es mejor el vidrio o el plástico retornable. ¿O estamos de acuerdo con estos datos?

Otro tema. La ropa: a mucha gente le gusta comprarse ropa, tener diferentes opciones de vestimenta para cada ocasión. ¿Sabemos cuánto contamina fabricar ropa? Esta industria es responsable del 10% de las emisiones de carbono. Para hacer unos vaqueros se necesitan más de 9.000 litros de agua, y para hacer una camiseta de algodón más de 2.500 litros. Deberíamos utilizar durante más tiempo la ropa que nos compramos, intercambiarla, reciclarla; y no comprar por comprar. Hay tiendas de ropa que están dando la opción de alquilar sus prendas. Por un monto X, podés alquilar el conjunto que elijas durante 1 mes. Luego lo devolvés y la empresa se encarga de dejarlo en óptimas condiciones para el siguiente cliente. Creo que es una idea que intenta buscar una solución para, al menos, disminuir el perjuicio medioambiental.

Lo del «comprar por comprar» vale para todo: la computadora que ya no es tan rápida como nos gustaría (la mía este año cumple 12 años, y aquí está), la televisión que tengo no tiene WiFi (…), el microondas no tiene función horno… si es que consumir por consumir no tiene límites. Todo el tiempo están creando electrodomésticos más rápidos, con más funciones, más autónomos, y “chiches” nuevos que en general no necesitamos.

Pero cuidado, algunos electrodomésticos que a priori parecerían comodidades que perjudican a la naturaleza, si les damos un buen uso pueden ser ecológicamente rentables:

  • Lavavajillas: si lo ponemos en funcionamiento sólo cuando está completo, gasta menos agua que si lavamos la misma cantidad de vajilla a mano.
  • e-Book: si leemos más de 10 libros por año, es mejor tener un e-Book, pero deberemos usarlo más de 3 años.

También es importante que seamos conscientes de que los productos locales no sólo mantienen fuentes de trabajo en el área donde vivimos, sino que el transporte hasta “nuestro” supermercado, tienda de ropa, almacén, etc. es ecológicamente más económico que si viniera desde otro país.

En cuanto a los alimentos:

Cuando compramos frutas o verduras deberíamos tener en cuenta en qué condiciones fueron cultivadas: esto incluye la cantidad de agroquímicos utilizados, qué tipo de plantación es (industrial o en pequeños campos), si se ha modificado el medio ambiente para crear ese cultivo, etc.

Del mismo modo tener en cuenta de dónde proviene la carne que compramos: ¿con qué fueron alimentados los animales? ¿crecieron libres o encerrados en jaulas?

Algunos de esos datos los podemos conocer leyendo la etiqueta del envase: ¿es Bio (biológico, ecológico, orgánico) o no? Aquí les dejo un link donde detalla la información que traen algunas etiquetas y que es importante tener en cuenta a la hora de elegir qué ingerimos.

En el caso del pescado debemos buscar sellos específicos: de sostenibilidad MSC (pesca salvaje) o ASC (para acuicultura).

Estas son algunas pinceladas sobre lo que podemos empezar a hacer para mejorar el lugar en el que vivimos. Claro que cuantas más hagamos mejor, y por eso los invito a que nos enseñen más acciones a llevar a cabo.

Para terminar y contestar al título de este post, propongo que cuando tengan tiempo hagan el test de la huella ecológica, por ejemplo en http://www.tuhuellaecologica.org/. Con eso podremos saber qué huella estamos dejando o en otras palabras, cuántos mundos necesitamos si seguimos viviendo en las mismas condiciones, pero además -y en mi opinión más importante- detectar en qué puntos podemos mejorar.

Una recomendación final cuando elijan la próxima serie a mirar: Nuestro planeta, en Netflix.