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Picos de Europa

Nuestra idea inicial era hacer la ruta del anillo Vindio, el más sencillo de 3 recorridos circulares por los picos de Europa, pasando dos noches en refugios y una acampando.

Tuvimos que cambiar de planes a pocos días del viaje, porque al hablar con los guardas de los refugios (lo aconsejamos hacer siempre antes de iniciar una ruta) nos enteramos que había nieve hasta al menos los 1400 metros. Somos aventureros, pero no tanto. Reorganizamos las reservas y cancelamos la acampada.

La primera noche nos quedaríamos en el refugio Vegabaño: dejamos el auto en Soto de Sajambre, un pueblo muy pequeño y pintoresco. De allí iniciamos la caminata hasta el refugio por un sendero establecido. Una ruta de 7 km preciosa, muy aprovechable y con muy lindas vistas; pero de todo esto nos enteramos cuando bajamos al día siguiente, porque a los 15 minutos de comenzar a caminar, empezó a caer una lluvia torrencial que nos hizo correr para llegar lo antes posible al refugio. A mitad de camino la lluvia pasó a ser nevada, algo que preferimos, sobre todo nosotros que no estamos acostumbrados a disfrutarla (la lluvia tampoco, pero en las rutas nos entorpece más). Cuando faltaban 10-15 minutos para llegar al refugio caminábamos hundiéndonos en 20-30 cm de nieve y con las indicaciones del camino debajo, así que tuvimos que guiarnos por el gps.

El refugio es pequeño pero tiene 35 plazas; dispone de una pequeña habitación con estufa a leña justo en la entrada, que siempre está abierta.

¡La cena y el desayuno fueron una maravilla! Al día siguiente hicimos un pequeño paseo por la zona, ya sí, disfrutando de la nieve sin apuros ni preocupaciones; después bajamos a Soto de Sajambre para seguir con el plan.

La segunda y tercer noches nos quedamos en el refugio Vega de Enol – Casa de pastores, en los Lagos de Covadonga. Al tener reserva en el refugio pudimos subir hasta los Lagos en auto; fue un tanto estresante, porque la calle es angosta, tiene muchas curvas en pendientes pronunciadas, nos cruzamos con muchos ómnibus, y llovía mucho; pero lo logramos sin problemas.

El refugio es amplio, pero con menor capacidad que el anterior (16 plazas).

Al llegar, el paisaje era del inicio de la primavera: verde con algunas cumbres nevadas, y la vista hacia el lago de Enol era preciosa a pesar de la lluvia. A la hora de haber llegado comenzó a nevar, lo que convirtió el paisaje en una postal de invierno!

Por la mañana, fuimos a ver el lago de la Ercina; lo mejor fue el caldo que nos tomamos en el bar que está justo ahí, porque el paisaje no pudimos admirarlo demasiado.

Habíamos dejado el auto junto al refugio, por lo que lo sacamos hasta la carretera principal con la ayuda – que resultó imprescindible – de 3 personas, ya que había hielo en el trayecto de la carretera al refugio y por supuesto que el coche no tenía ni neumáticos de invierno ni cadenas (¡quién iba a decir que nos esperarían estas nevadas!).

Con la tranquilidad de saber que para bajar al día siguiente nos esperaba sólo carretera, y que no habría problema con la nieve ni el hielo porque continuamente pasaban quitanieves, hicimos un paseo hasta el lago del Bricial, un recorrido precioso, bastante bien señalizado, aunque para volver se nos dificultó porque los hitos y marcas estaban bajo nieve.

Al día siguiente emprendimos el regreso, ya con sol. Cambia un poco la imagen, ¡¿no?!

La bajada en auto desde los Lagos la hicimos sin ningún problema; nos detuvimos en Covadonga para ver la cueva y la cascada. Era un día feriado y nos impresionó la cantidad de turistas que llegaban en ómnibus, pero sobre todo la cantidad de autos que al irnos de Covadonga nos cruzábamos.

Así que a pesar de haber sido obligados a cambiar nuestro plan a causa del clima, disfrutamos mucho de los albergues, de sus estufas a leña, de su comida, pero sobre todo de la naturaleza y la tranquilidad.