El hecho de hacer pan siempre me fascinó. Es de hecho la única receta que me sé de memoria: harina, levadura, agua y sal. Alguna vez ya habiamos hecho en casa, y hasta llegamos a tener una panificadora que Laura me regaló con todo el cariño del mundo y que apenas llegué a usar 4 o 5 veces ?. Y justo cuando ya me olvido de todo esto, aparece la masa madre.

Desde hace un tiempo el uso de la masa madre parece haberse puesto un poco de moda. Bimbo por ejemplo tiene algunos panes en los que publicita su elaboración con masa madre y yo por ejemplo tenía una tímida idea de lo que era eso. Sin embargo, a la hora de la verdad, he de reconocer que no tenía ni idea, empezando por lo fácil que era hacer masa madre en casa.

¿Qué es la masa madre?

En palabras más o menos técnicas, y siempre según la Wikipedia, la masa madre es un cultivo de levaduras presentes en los alimentos de forma natural. En nuestro caso, presentes en la harina, o más concretamente en la cáscara que envuelve el grano del trigo que se usó para la harina. Esto es importante como ya veremos luego.

Entrando en materia, lo cierto es que la masa madre era lo que siempre se utilizó para hacer fermentar el pan en sustitución de la levadura, ya que aunque hoy día parezca extraño, las levaduras no se descubrieron hasta la llegada de Pasteur, que por otra parte, fue quién inventó la primera vacuna moderna. Y esto por otro lado no deja de ser un tanto deprimente, pues parte del conocimiento inmemorial, como el uso de la masa madre, se pierde en gran parte por la aparición de técnicas más modernas, como el uso de la levadura comercial.