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Garmisch-Partenkirchen
Garmish-Parterkichen es una ciudad (pueblo grande) que está justo al inicio de los Alpes alemanes. Esta ciudad creo que es poco conocida en España, y entre sus mayores atractivos hay dos: el tren de cremallera que sube a la montaña más alta de Alemania, y los saltos de esquí. Pongamonos en contexto:
En Año Nuevo, hay tres grandes tradiciones que se hacen en mi casa:
- Tomar las uvas con las campanadas
- Ver el concierto de Año Nuevo de Viena
- Ver los saltos de esqui de… ¿de dónde?
Y es que aunque recuerdo haber estado viendo estos saltos de esquí durante años, creo que nunca me paré a pensar dónde eran. Parte de la culpa la debe de tener la falta de horas de sueño de la noche anterior combinada con el efecto de la resaca. De hecho, tampoco pensaba que fueran en la misma ciudad siempre. Y sin embargo, ¡sorpresa! estos saltos de esquí son en la ciudad alemana de Garmish-Partenkichen.
Ver los saltos de esqui sin nieve te producen una sensación entre impactante y decepción. Impactante porque a escala humana son realmente muy grandes. Es una estructura realmente muy grande, pero verla toda cubierta de hierbas es un poco extraña. Casi como ver unas ruinas de una construcción anteriormente gloriosa.
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Picos de Europa
Nuestra idea inicial era hacer la ruta del anillo Vindio, el más sencillo de 3 recorridos circulares por los picos de Europa, pasando dos noches en refugios y una acampando.
Tuvimos que cambiar de planes a pocos días del viaje, porque al hablar con los guardas de los refugios (lo aconsejamos hacer siempre antes de iniciar una ruta) nos enteramos que había nieve hasta al menos los 1400 metros. Somos aventureros, pero no tanto. Reorganizamos las reservas y cancelamos la acampada.
La primera noche nos quedaríamos en el refugio Vegabaño: dejamos el auto en Soto de Sajambre, un pueblo muy pequeño y pintoresco. De allí iniciamos la caminata hasta el refugio por un sendero establecido. Una ruta de 7 km preciosa, muy aprovechable y con muy lindas vistas; pero de todo esto nos enteramos cuando bajamos al día siguiente, porque a los 15 minutos de comenzar a caminar, empezó a caer una lluvia torrencial que nos hizo correr para llegar lo antes posible al refugio. A mitad de camino la lluvia pasó a ser nevada, algo que preferimos, sobre todo nosotros que no estamos acostumbrados a disfrutarla (la lluvia tampoco, pero en las rutas nos entorpece más). Cuando faltaban 10-15 minutos para llegar al refugio caminábamos hundiéndonos en 20-30 cm de nieve y con las indicaciones del camino debajo, así que tuvimos que guiarnos por el gps.